El diseño de Lluís Porqueras consistió en eliminar lo superfluo hasta dejar el objeto básico: bello, útil y sencillo. Lo hizo con la lámpara Funiculí de 1979, que Marset rediseñó en 2013 y se ha convertido en un icono de la colección. Es ligero, ocupa poco espacio y se puede utilizar como luz de ambiente o directa, todo depende de cómo lo enciendas.

Sus diseñadores liberaron la pantalla para darle máxima movilidad, se puede mover 360 grados y enfocar la luz donde se necesita, además cuenta con un sistema de doble clip que permite cambiar, subir y bajar la altura del difusor. 

Para la Funiculí, cuarenta años no son nada, que sabe resistir el paso del tiempo, y ahora llega en nuevos colores que amplían aún más sus posibilidades. Ya no solo está disponible en colores neutros como el gris musgo, el negro o el blanco roto. Los nuevos tonos de verde, terracota y mostaza son muy fuertes y sugieren un diseño que realza las formas de Funiculí y aporta color a los espacios. Los nuevos tonos son vivos y dinámicos y demuestran que el color también importa.

Información del producto:

• Base: Acero envuelto con goma negra.
• Tija: Acero.
• Pantalla: Aluminio lacado.
• Longitud de cable: 2 m.
• Instalación: Enchufable.
• Color del cable: Negro.
• Ubicación del interruptor: Cable.

Fuente de luz opcional (no incluida):

• E14 LED 5W

Dimensiones: 15,5x36,2x50,3h cm. Pantalla: Ø15,5x7h cm